Ahhhh la vida. De un momento a otro no somos las de la fiesta de graduación. Ya no somos las chicas que nos compramos en USA dos vestidos de gala, uno para cena con los papás, otro para la noche de antro, !ah!, y uno más para la Grad Nite. El dilema de la famosa pareja para los eventos, ya no es dilema. Y nos abrazamos, soltando unas lágrimas espantosas. Recordamos tantas cosas. Antes nos reuníamos en el Burguer King a comer hamburguesas, con los novios, ésas eran nuestras famosas salidas. El cine. Los rallys, los famosos trabajos de equipo. Ahora de nuevo, en el Carl´s Junior, planeando estratagemas, viendo los años; viéndonos, con el rostro más sincero y decidido que nunca. Activamos con un control las alarmas de nuestros carros, nos despedimos. Vamos a Walmart a llenar nuestro carrito con esperanza, dulces para halloween, disfraces. No hay dilemas, tenemos tarjetas de crédito. Ya no tenemos que acelerar para escapar de la policía, el carro que ahora manejamos está con sus papeles en órden. Jajaja. Es más, hasta nos parecemos a esa foto de hace 10 años. Si nos pusiéramos la toga de aquel día, quizá no se verían los años de diferencia. ¿Pero quién ve eso que se oculta? Las heridas, los días de inanición, cuando un refrigerador vacío espera en casa. Las millas que hemos conducido en auto, hacia un destino incierto. Nos abrazamos, pedimos más café. El abogado se ha ido. Que alguien nos diga
¿en qué momento se apagaron las luces del prom, y se encendieron las del juzgado? Lloramos, nos decimos que va a pasar. Que vamos a ir a Chicago pronto, que en diciembre iremos a Disneylanda. Una vez que pase la tormenta, que sobrevivamos de nuevo como lo hemos hecho en estos largos años. Tenemos pendiente un viaje a las Vegas. Porque no estamos solas, porque nos iremos de campamento a la playa, ya estamos casi todos de acuerdo. Llegarán los amigos, desde España, Illinois, Tijuana, Davis, Mexicali. Nos reuniremos de nuevo. Porque es un problema generacional, porque nada puede ser tan grave. Decimos que tenemos esperanza...
